Boceto original en arcilla cruda.
Este diseño en 3D de la fuente y la peana lo realicé en el programa 3DS Max. Se puede observar el pilar encofrado, destacado en blanco, donde se anclaría la escultura de bronce. Sin embargo, el principal desafío que enfrenté en el diseño del monumento no fue solo estético, sino estructural: toda la obra se erigía sobre un aparcamiento público en construcción, lo que exigía una meticulosa planificación para calcular con precisión los pesos y evitar sobrecargas.
La fuente con agua, aunque de poca altura, representaba un reto adicional. Durante todo el proceso, no solo trabajaba en el modelado de los amantes, sino que también mantenía reuniones constantes con el arquitecto del proyecto, asegurando que cada detalle fuera cuidadosamente estudiado.
La peana, en sí misma, es casi una escultura independiente. Inspirada en la montaña de La Peña, es una interpretación simplificada de una rocalla. Llegar al diseño definitivo fue un proceso largo, ya que necesitaba un equilibrio entre estética y funcionalidad. Para la empresa que se iba a encargar de hacerla tuve que elaborar un plano detallado de las longitudes de la estructura interior y de todos sus niveles, lo cual me llevó bastante tiempo.
Aunque hubiese preferido trabajar con piedra, las limitaciones de peso dictaron el uso de hormigón proyectado, un material poco noble pero ligero, similar al que se emplea en parques temáticos. Desafortunadamente, la empresa encargada cometió el error de usar hierro normal en lugar de acero inoxidable para la estructura, lo que provocó su deterioro debido a la corrosión causada por el agua de la fuente y el desgaste adicional por las celebraciones futbolísticas de aquellos años, en las cuales era costumbre subirse a la peana, no estaba preparada para eso. La empresa antequerana "Chapitel" realizó una magnífica labor de restauración, devolviendo a la peana su esplendor original.