Creé esta escultura en bronce, de aproximadamente 40 centímetros, como un homenaje a nuestros antepasados del Neolítico, una época que nos conecta con lo más profundo de nuestras raíces. Me inspiré en la momia del Hombre de Galera, de unos 3500 años de antigüedad aunque no es una representación exacta, sino una recreación libre de un recolector nómada.
Este caminante, armado con una lanza, un hacha de piedra pulida y un puñal, lleva consigo un zurrón para recolectar y una cantimplora de calabaza. Sus espinilleras, hechas de fibra de esparto, protegen sus piernas de abulagas y demás matorrales.
Aunque ya existían prendas de piel curtida y lana en esa época, he preferido representarlo semidesnudo, tal como lo imagino durante los días más calurosos, recorriendo paisajes en busca de sustento.
El cabello, largo y trenzado, refleja un aspecto que inicialmente confundió a los arqueólogos, haciéndoles pensar que la momia era de una mujer. Sin embargo, el cabello largo y bien cuidado era un símbolo de masculinidad, salud y fuerza en esos tiempos.
Le he llamado "Caminante" porque para mí simboliza nuestra esencia nómada, la constante búsqueda, el camino diario y aparentemente infinito por la supervivencia.