Monumento a los Amantes de la Peña de los Enamorados
Esta obra se encuentra en la Plaza Castilla de Antequera. El conjunto escultórico está en el centro de una fuente y supera los 6 metros de altura, está formado una escultura de bronce de más de 3 metros de altura, asentada sobre un pilar encofrado rodeado de una peana hueca de hormigón proyectado más o menos de la misma altura, que representa una rocalla simplificada de la conocida montaña "La Peña de los Enamorados", situada cerca de la ciudad de Antequera. Esta montaña, con una forma antropomórfica que evoca un rostro humano, ha sido venerada desde el Neolítico. Un ejemplo de su relevancia es que el Dolmen de Menga orienta su entrada hacia ella.
La leyenda que acompaña a la Peña de los Enamorados narra la trágica historia de Tello y Tagzona. En aquella época, hablamos del siglo XV, Antequera era el límite fronterizo entre la España cristiana y la morisca. Tagzona, hija del mandatario moro de Archidona, visita los calabozos del castillo, donde conoce a Tello, un prisionero cristiano. Ambos se enamoran y, conscientes de que su amor es imposible debido a sus diferentes creencias, deciden huir. Al verse perseguidos por los soldados del padre de Tagzona, acorralados y sin salida, prefieren poner fin a sus vidas lanzándose abrazados desde uno de los tajos de la montaña, eligiendo morir juntos antes que ser separados.
Según mi parecer, es posible que, mucho antes de la leyenda que he narrado, ocurriera alguna tragedia en tiempos remotos, quizás entre clanes rivales, incluso en el propio Neolítico, que fue transmitida de generación en generación por tradición oral, dando origen a la historia que hoy conocemos. No obstante, ya en el siglo XII, mucho antes de la llegada de los cristianos, el viajero árabe Ibn Mugawir mencionó esta montaña con el nombre de "Sakhrat al-Ashaaq" (Roca de los Enamorados), lo que desmonta la cronología tradicional de la leyenda. A lo largo del tiempo, en mi opinión, romanos, árabes y cristianos se han apropiado y adaptado esta historia a sus propias culturas. Las adaptaciones, reinterpretaciones y recreaciones de historias han sido una práctica común en todas las culturas a lo largo de la historia
Sabido esto, decidí representar a los amantes desnudos, sin ningún tipo de vestimenta, como una forma de hacerlos intemporales, al igual que ocurre en muchas esculturas clásicas griegas y romanas que han condicionado profundamente a las generaciones posteriores, desde el Renacimiento hasta nuestros días. La anatomía humana es universal, y los amantes representa lo humano, con sus virtudes y defectos, más allá de las épocas y las culturas.
Elegí para los amantes representarlos en el preciso instante del salto, en esto reconozco que soy muy berniniano. Sus cuerpos se retuercen en una espiral mientras se abrazan con fuerza. Ella, con una pierna en alto, toma la iniciativa, y él la sigue girándose para fundirse en un último abrazo, con la esperanza juvenil de permanecer juntos para siempre en el más allá. No es una pose fácil de entender por lo entrelazado de las dos figuras, para comprenderla es necesario dar una o más vuelta alrededor de la fuente.
Proceso de creación del Monumento
A mediados de 2002, el Ayuntamiento de Antequera, bajo la alcaldía de Ricardo Millán Gómez, me propuso la idea de realizar un Monumento a los Amantes de la Peña de los Enamorados en la Plaza Castilla, donde se estaba construyendo un parking subterráneo y se iba a reordenar la zona. Tras realizar varios bocetos, comencé a trabajar en la escultura a principios de 2003, en una nave ubicada al final de la Avenida de la Vega, en el polígono industrial. Allí se encontraba la empresa Fundiciones Artísticas del Sur, que se encargaría de la fundición. El modelado in situ simplificaba mucho el proceso, ya que la empresa disponía de las herramientas necesarias y los contactos para conseguir los materiales adecuados, como soldadoras, radiales y arcillas.
El modelado duró casi medio año, ya que en aquella época tenía que compaginar este trabajo con mi trabajo como docente y mi residencia en Granada. Todo el proceso de fundición tomó otros seis meses más. Finalmente, en el verano de 2004, fue inaugurada. Es una lástima que esta obra nunca haya contado con un buen estudio de iluminación, independiente de la iluminación de la fuente desde abajo. La luz es algo que considero esencial para potenciar una escultura. Además, tras los daños que sufrió la peana, estuvo varios años rodeada de una valla de obra en total abandono, hasta que la peana fue restaurada por la empresa Chapitel. Lamentable que desde años, la fuente no ha vuelto a funcionar. Tampoco ayuda el enorme quiosco colocado en la zona de la rotonda, que oculta el monumento a los visitantes que llegan a Antequera por la Puerta de Estepa.